Más retos, más experiencia

Ricardo, gerente de una compañía de software, estaba perdiendo a muchos de sus empleados. Los más destacados e incluso los menos brillantes empezaron a renunciar para tomar puestos en empresas competidoras o probar suerte en otros oficios.

“Fue un año difícil, en el que tuvimos diez renuncias. Cuando renunció el décimo, me armé de valor y le pregunté por qué se estaban yendo todos. Le pedí, con toda sinceridad, que me dijera si yo era el responsable” —le contó a uno de mis amigos, que también se dedica al coaching y con el cual he trabajado en varias oportunidades.

“Me respondió que para nada era mi culpa. Me consideraba el mejor jefe que había tenido. Que no renunciaba por algún disgusto conmigo o con mi empresa. Habló con tanta sinceridad que le creí”, explicó Ricardo.

Mi amigo, que ha sido una gran influencia en mi desempeño como coach empresarial, le sugirió a Ricardo que tal vez sus trabajadores no se estaban sintiendo retados.

El consejo de mi amigo a Ricardo fue el siguiente: “Sin retos es muy difícil aprender. Nada es mejor para la experiencia que los grandes desafíos. Trata de retarlos sin convertirte en un jefe despótico. Exígeles siempre, pero con respeto por sus conocimientos y habilidades”.

Se puede sacar lo mejor de las personas sin generar temor

Ricardo aplicó el consejo. En adelante, aumentó las metas de su empresa. Incrementó las cargas de trabajo y sorteó los conflictos iniciales como un motivador, no como un tirano.

Al poco tiempo, las utilidades de su empresa se dispararon y varios de sus programadores más brillantes regresaron para trabajar a sus órdenes.

En ELI Labs recordamos esta historia cuando nos piden nuestros servicios de coaching para empresas. En los negocios y la vida aplica esta gran verdad: “Si quieres aprender, ponte retos. No te conformes con lo que ya sabes. Eso que crees que no puedes hacer te enseñará más que cualquier cosa que tengas al alcance de tu mano”.